En el encinar de los reyes encontramos una pequeña con sorpresa, uno de esos sitios de los que nos enamoran y nos dan un respiro de la ciudad.
Es una cabaña acristalada, rodeada de arboles un pequeño oasis dentro de Madrid, con una decoración al puro estilo de los países bajos, sofisticada y minimalista con colores neutros con azules y blancos. Suelos de madera, chimeneas, flores, sofás, sillones y estanterías están llenas de libros creando un ambiente muy acogedor. Es un espacio muy luminoso , muy tranquilo y familiar los fines de semana a la hora de comer muchas mesas están ocupadas por familias con niños, aun que cuentan con mucho jardín fuera que lo hace más llevadero.
Es una mezcla de cocina mediterránea con una cocina internacional, con toques suecos, carta corta pero original, es un viaje gastronómico que merece la pena disfrutar.
Pedimos tres entrantes Burrata tartufata que nos trasporto directamente a Italia, muy recomendable, Moules à la crème avec frites que nos llevo directamente una brasseries al norte de Francia con una receta totalmente clásica francesa y buenísima y por ultimo unos nachos mexicanos, con tortillas de maíz, se perdía el sabor,nos defraudaron un poco no os lo recomendamos.
Probamos cuatro segundos muy recomendables, los Raviolis Clarita, el Steak Tartare, la Milanesa tres quesos y el Roast beef con puré de patata y cebolla caramelizada, para nosotros sin duda la joya de la corona simplemente espactacular.
Los postres eran caseros y tenían muy buena pinta, pero ya no teníamos hueco para nada más, volveremos 😉
Los camareros muy atentos, amables, lo único es que estaba bastante lleno y tardaron un poco en traer los entrantes.
Un plan distinto perfecto para un día soleado.
Burrata tartufata
Moules à la crème avec frites
Tacos mexicanos
Steak Tartare
Roast beef con puré de patata y cebolla caramelizada
Raviolis Clarita (nata y parmesano)
Milanesa tres quesos